Sueño con un mundo en que le demos valor a lo invisible. Sueño con que cada persona valga por lo que es y no por sus números.
Que hagamos lo que nos hace vibrar; que trabajemos porque nos gusta y queremos aportar de lo nuestro al mundo. No para acumular cosas en exceso o pq trabajar así es la única forma de llegar a fin de mes.
Que nadie esté obligado a trabajar tantas horas ni en condiciones tan malas como algunos.
Que todos tengamos una vida real, que estemos contentos. Y no necesitemos comprarnos cosas innecesarias "para compensar" (siempre he estado convencida de que no estar en paz es caro). Que todos podamos dedicar tiempo a estar con nuestros hijos sin que eso implique "quedarse atrás en la empresa".
Que nadie lucre con nuestras inseguridades y que no nos hagan creer que necesitamos gastar en tratamientos de belleza o en ropa para ser aceptadas.
Que aprendamos al fin a ver lo invisible.
Que las pelotas de plástico que venden en el supermercado no valgan luca porque sabemos que el costo (invisible) de que esa pelota se transforme en basura es mucho más alto que eso. Que pedir un collar hecho en China por Ali Express NO cueste un dólar.
Que se respete lo ancestral y que no necesitemos estudios de Harvard para creer que meditar hace bien o que vivir al ritmo de la naturaleza puede sanarnos.Que nadie esté obligado a gastar tanta plata en remedios.
Que veamos la riqueza de lo que no se vende. Que volvamos a hacer el pan en la casa y a ver como crece una mata de porotos.
Sueño con un paradigma nuevo y creo que para quienes tenemos el lado femenino más desarrollado es más natural entenderlo.
Porque vemos lo invisible y sabemos que existe algo más profundo y más importante que lo que está al frente. Y que el crecimiento económico no nos hace felices si es que implica vivir en esta máquina y destruir la tierra de esta forma.
Pueden decirme ilusa, quizás. Pero yo sueño con este nuevo paradigma. Lo ansío profundamente. Y creo que lo estamos pariendo.
Todos, hombres y mujeres, tenemos un lado femenino y otro masculino. Lo femenino nos permite ver lo invisible. Acoger. Entender en profundidad la forma en que funcionan las cosas. Lo masculino nos permite concretar. Transformar lo invisible en visible. Avanzar.
Con lo femenino pero sin lo masculino, podemos tener la película muy clara pero no llevar a cabo lo que necesitamos llevar a cabo. Con lo masculino y sin lo femenino, podemos avanzar mucho, pero quizás hacia el lado incorrecto (como la sociedad de hoy día).
Por eso necesitamos el equilibrio. Para avanzar, pero con sensibilidad y sabiduría.
Pero avanzar. Y denunciar lo injusto y los "avances" que se han hecho hacia el lado incorrecto. Y revolucionarnos. Porque la revolución, como ya sabemos, será feminista o no será.
El feminismo se define como la igualdad entre ambos géneros, lo que podría entenderse también como el equilibrio entre lo femenino y lo masculino.
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